jueves, 20 de mayo de 2010

Downey

with 0 comentarios


Juan Downey es un artista visual; dibujante, pintor, instalador, grabador y uno de los pioneros del video arte, nació en Santiago el 11 de mayo de 1940 y murió en New York, el 9 de junio de 1993.

A mediados de los sesenta comienza un trabajo visual investigativo donde se refiere a las nuevas tecnologías dentro de un espacio que considera más allá de los museos, intentando relacionar al hombre con la naturaleza y sus posibilidades plásticas. Para ello trabaja con la cinética, tecnologías, ciencia ficción, máquinas híbridas con seres humanos y el tiempo diferido junto con la retroalimentación que se ver reflejado en el video arte. La idea era proponer a la tecnología de comunicación como Internet y la telefonía como una extensión del cuerpo, explorando para ello las conexiones entre hombre y máquina, reflejando a su vez, cierto pensamiento cibertópico de la época.

Por otro lado, se interesa por los choques culturales existentes en el mundo, especialmente los sufridos por él, ya que a inicios de su carrera viaja a París, luego a Nueva York y de ahí recorre varios países de América, que va almacenando en su cámara de video. Aquí es donde germina su interés por las culturas indígenas, con las que vivió algunos meses, siendo los Yanomamis los que le proporcionaron mayor interés y con los que vivió aproximadamente un año. Ahora bien, aquella vez, la obra consistió en 26 dibujos de la serie Meditaciones, realizados en la selva junto con un óleo, un fotomontaje realizado a un Yanomami, fotos de la tribu en situaciones cotidianas, trece videos y trece dibujos hechos a lápiz por los indígenas. Pero este material no era solamente expuesto en los museos sino también era presentado a las siguientes tribus con las que convivió Downey.

Si bien es cierto, en sus momentos de trabajo con los indígenas, el Artista debió proporcionarles herramientas para que ellos realizaran imágenes, entre los cuales se cuentan lápices, papeles y hasta su propia cámara, ya que ellos aún se encontraban en la edad de piedra cuando Downey llegó al lugar y debían familiarizarse con estos objetos y no sentirlos como una amenaza a su espíritu, con lo cual deja claro su interés por la pacifica comunión de culturas diferentes. ¿Pero esta interacción empírica genera espacios de reflexión en el espectador al momento de ver su obra? ¿Cuál es su espectador realmente, los Yanomamis o los distintos observadores que visitan los museos donde se expusieron sus trabajos? Si bien Downey se interesaba por los choques culturales, resulta difícil distinguir sus objetivos en el trabajo y saber a quién se dirige específicamente.

Para dar a entender mejor el cuestionamiento pondré de ejemplo a Alfredo Jaar y su obra “Luces en la ciudad” realizada el año 1999 en la localidad de Montreal, Canadá; la cual consistió en conectar 100.000 watts de luces rojas instaladas en la cúpula de un edificio visible desde buena parte de la ciudad a un interruptor situado en varios albergues para personas sin hogar, donde cada individuo que entraba y accionaba el interruptor encendía las luces por algunos segundos. De esta manera, los habitantes del lugar tomaban consciencia de la cantidad de personas en estado de abandono, lo cual no era común ver en las calles y por lo tanto invisible a la percepción humana, ya que su cultura se había encargado de ocultar esa realidad bajo el orden y limpieza que los caracterizaba. Ahora bien, para realizar esta obra, Jaar debió recorrer la ciudad, interactuar con sus habitantes, estar en constante estado de observación y análisis, similar al trabajo que Downey realiza con la cultura Yanomami. La diferencia importante entre ambos trabajos, es que Jaar identifica un fenómeno y una anomalía en su objeto de estudio y lo proyecta como problemática mediante los recursos plásticos para así generar un discurso y proporcionar estados reflexivos en el espectador, específicamente los habitantes del lugar en que se realizó la instalación.

Ahora, si pensamos en la obra de Downey, no se logra identificar una problemática en su objeto de estudio, que en este caso serían las culturas indígenas, tampoco alguna anomalía ni algún elemento que logre generar discurso por parte del artista, sino mas bien, su muestra aparece como una especie de documental relatado mediante diferentes recursos visuales como el dibujo, video arte o fotomontajes. Si bien, conocemos sus intenciones y obsesiones con la manipulación del espacio y tiempo mediante distintas fuentes de información que contienen su trabajo y también entendemos la relación de la naturaleza con la tecnología del hombre, su obra finalmente no logra transmitir sus inquietudes como artista, ni genera ideas concretas a cerca de su trabajo. Por otro lado, pareciera ser que los espectadores más conformes son su obra fueron los indígenas a los que se dio a conocer fotografías, videos y dibujos realizados por culturas similares a ellos, ya que de esa manera pudieron experimentar sensaciones y realidades que no tenían visualizadas de antemano y reflexionar sobre ello, como lo que ocurre con los habitantes Montreal al ver las luces rojas encender en su ciudad reflejando la crudeza de su significación.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Post Recientes