martes, 7 de diciembre de 2010

El Autorretrato como Constructor del Yo

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Si recordamos la vieja leyenda de Butades, donde la hija de este alfarero se enamora de un hombre que viajaba al extranjero, y para contener su imagen delinea su sombra proyectada por la luz de una vela en el muro, podemos atribuir a este origen de la pintura del que habla Plinio el Viejo en su texto “Historia Natural”, un sentido que podría tener que ver con el mismo sentido que se le da al origen del autorretrato; la nostalgia. La diferencia es que al origen del autorretrato se le suma un sentido egocéntrico llamado narcisismo. El mito relata cómo Narciso se enamora de su propio reflejo, en su propia imagen reflejada sobre la superficie tranquila del agua de una fuente. Sin embargo, la entrega narcisista al propio yo, guarda en sí misma el hecho de lo no cumplido, pues el retrato sigue siendo una ilusión, existiendo únicamente como imagen sobre la superficie del agua, pero al instante en que una brisa rompa la quietud de ella el rostro reflejado se desvanece, desapareciendo con ello el objeto de amor y quedando presente solo la nostalgia de la imagen.
En este afán por poseer la imagen es que muchos artistas han intentado representarse a sí mismos por medio de diferentes métodos de producción, construyendo su rostro y cuerpo como elementos constitutivos de su ser. Sin embargo, hoy en día este ejercicio se ha ido desplazando a otros territorios gracias a los avances de la tecnología, siendo el autorretrato un género propio de la sociedad y no solamente de los artistas....




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