Los autorretratos también han servido para representar a ciertas comunidades, sociedades o algún tipo de cultura o momento histórico en general, pues las posibilidades que otorgan las artes visuales son numerosas.Un ejemplo de ello es la obra de Cindy Sherman, la cual trabaja con fotografías, repletas de estereotipos, reproduciendo objetos que son, a su vez, reproducciones. Su obra presenta imágenes que reconstruyen lo que ha sido o lo que es la mujer, mostrando claros atisbos eróticos. El objeto de deseo que estudia Freud, y que se vio reflejado en el surrealismo, permite desarrollar una producción en Sherman, en virtud de un problema discursivo. De forma constante, nos hallamos frente a soluciones formales producto de recetas estandarizadas: la fotografía de película y su sugestión anecdótica o la fotografía publicitaria, con su iluminación forzada y su formato impuesto por las necesidades del diseño de página. Además, Sherman se inscribe dentro de este estereotipo, siendo sus autorretratos los que vemos en la obra, proporcionándonos la idea de que ella no se manifiesta como una artista garante de una distancia crítica en relación al mundo que se halla frente a ella, sino que pertenece a él.
martes, 14 de diciembre de 2010
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